Varilla
03-12-2013, 09:57 PM
http://youtu.be/NrN8jjT11gg
http://img3.meristation.com/files/imagecache/inline/imagenes/reportajes/pc/2013/playstation_la_primogenita_de_sony/ps1.jpg?1385795965
Para muchos jóvenes acá habrá sido (por costos y accesibilidad) su primer amor o encuentro con los videojuegos, o tal vez su primera consola. Para muchos otros incluso fue el inicio de una guerra, o el fin de una era. Para mí fue un cambio generacional en las consolas, primero fue la era arcade, después la era de las plataformas, y con la llegada del "Play Uno" el inicio de la era tridimensional. Fue un cambio, un deshecho de Nintendo que terminó siendo peor pesadilla que la propia Sega (hoy fuerte aliada), un estilo propio y una marca con respaldo atrás, pero que no tenía buenos antecedentes en sus competidoras (véase Philips CDI o Panasonic 3DO).
Hoy ya es realidad la 4ª consola de Sony de mesa en el mercado, pero así empezó todo:
Famicom
Quizás alguno os sorprenda ver este nombre por aquí. ¿Qué hace Nintendo en un reportaje dedicado a un hardware de Sony? Como otros sabrán sin duda, la gran N fue clave para que PlayStation naciera. Y es que el usar un disco y no un cartucho para poder disponer de más capacidad no es algo que naciera con el vintage y querido Mega CD, sino que la propia Nintendo llevaba desde mediados de los 80, desde la época Famicom y NES, experimentando con esta tecnología, sin llegar a obtener resultados fiables y sí discos que corrían el riesgo de romperse, borrarse y hasta piratearse sin medida por la falta de un sistema anticopia. Buscando algo similar al Mega-CD pero para Super Nintendo, Sony y Philips –autoras en 1991 del sistema CD-i, horrendo hardware en cuanto a la calidad de sus juegos, pero curiosamente la primera consola con una estructura online que incluía ya en 1996 suscripciones y descargas- trabajaron en este dispositivo en el que se podía meter datos de audio, gráficos y que pudieran leerse de manera inmediata.
Con un acuerdo ya establecido, Sony fue la elegida para suplir el Super Nintendo CD-Rom. Y fue la escogida en parte gracias a un nombre que poco después pasaría a la historia del videojuego: Ken Kutaragi. En esos momentos un empleado de Sony que a punto estuvo de ser despedido por colaborar con Nintendo en el chip final de sonido de SNES. Estamos en 1988 –Mega Drive acaba de salir, Super Nes está aún en desarrollo-, y hay un contrato legítimo que ambas compañías han firmado. Pero, aparte de este lector de CD, Sony piensa en más cosas, como un sistema compatible con los cartuchos de Super Nes y el nuevo dispositivo CD que Sony crease. Como suele suceder con las grandes corporaciones en estos casos, el que una parte obtenga un control superior la lleva a, en teoría, obtener más beneficios.
http://img4.meristation.com/files/imagecache/inline/imagenes/reportajes/pc/2013/playstation_la_primogenita_de_sony/concept.jpg?1385795958 (http://img4.meristation.com/files/imagenes/reportajes/pc/2013/playstation_la_primogenita_de_sony/concept.jpg)
“Los Negocios son la Guerra”
El contar con un sistema establecido de cómo repartirse las ganancias que el CD-Rom de SNES trajese consigo, serían de que Sony se quedaba con lo que aportase el CD-Rom, y Nintendo con las ganancias de los cartuchos, decidiendo después el margen de beneficios a repartir, provocó que el CEO de Nintendo en esa época, el querido y llorado Hiroshi Yamauchi, presidente de la gran N desde 1949 a 2002 que murió en septiembre pasado, releyese las bases del acuerdo de 1988 y se diese cuenta de que Sony tenía un control amplísimo en cuanto a lo que se publicase para el SNES CD-Rom, por lo que canceló el acuerdo antes de hacerlo público. Como consecuencia, en la edición del CES (Consumer Electronics Show) de 1991 en la que se tenía que haber anunciado la colaboración conjunta entre ambas compañías, aquel día de mayo a las 9 de la mañana, el jefe de Nintendo América por entonces, Howard Lincoln –ahora CEO de los Seattle Mariners de baseball-, caminó por el escenario y anunció efectivamente un acuerdo de colaboración conjunta.
Pero uno entre Nintendo y su nueva aliada, Philips.
A espaldas de Sony, Lincoln y Minoru Arakawa, fundador de Nintendo of America –y yerno además de Yamauchi-san-, dos nombres capitales en la reconstrucción del sector tras el Crash de 1983, habían viajado hasta la sede europea de Philips para hablar de nuevos términos, firmando una colaboración en la que la gran N disponía de absoluto control total sobre las licencias que apareciesen en los dispositivos que Philips crease. Sin olvidarse de Sony, la creadora de Mario Bros. le ofreció seguir en el acuerdo con Philips, aunque de manera que no tendría control alguno sobre lo relacionado con los videojuegos, y mucho menos sobre lo monetario. Un Kutaragi sometido a una presión interna de esas que difícilmente son soportables, criticado por su trabajo y visión tras casi ser despedido por el chip de sonido de SNES -ya que en ese momento era un empleado de Sony ayudando a otra compañía con la que ésta no tenía acuerdos todavía, y además sin conocimiento de sus superiores-, el ejecutivo rechazó la proposición con la que Nintendo le cortaba de pleno las alas a Sony sobre el periférico de su consola, reteniendo así el control sobre ella por ser su autora.
En mayo de 1992, un año después del anuncio del CES Nintendo/Philips, las negociaciones con Sony terminaron, pero no del todo como ya veremos. La firma nipona tenía que decidir su siguiente paso: ¿Qué hacía? ¿Desechaba la idea de los videojuegos? ¿Almacenaba lo creado en uno de sus silos hasta tiempos mejores? La rotura del acuerdo de 1988 cabreó –y por lo visto, de qué manera-, al presidente de Sony por aquel entonces, Norio Ohga. Demostrando a posteriori un buen olfato para los negocios, Ohga-san había decidido no despedir a Ken Kutaragi, sino mantenerlo en la empresa. Tras la rotura del mencionado acuerdo, el CEO puso a su empleado al frente de un nuevo proyecto que seguía conservando el nombre de trabajo con el que empezó: Dos palabras separadas que formaban Play Station. Sony decidió, eligió. Eligió quedarse y probar fortuna ella sola en un sector desconocido al nivel al que quería moverse. Y Kutaragi cargó con la enorme responsabilidad de dar una alternativa coherente.
A espaldas de Sony, Lincoln y Minoru Arakawa, fundador de Nintendo of América –y yerno además de Yamauchi-san-, dos nombres capitales en la reconstrucción del sector tras el Crash de 1983, habían viajado hasta la sede europea de Philips para hablar de nuevos términos, firmando una colaboración en la que la gran N disponía de absoluto control total sobre las licencias que apareciesen en los dispositivos que Philips crease. Sin olvidarse de Sony, la creadora de Mario Bros. le ofreció seguir en el acuerdo con Philips, aunque de manera que no tendría control alguno sobre lo relacionado con los videojuegos, y mucho menos sobre lo monetario. Un Kutaragi sometido a una presión interna de esas que difícilmente son soportables, criticado por su trabajo y visión tras casi ser despedido por el chip de sonido de SNES -ya que en ese momento era un empleado de Sony ayudando a otra compañía con la que ésta no tenía acuerdos todavía, y además sin conocimiento de sus superiores-, el ejecutivo rechazó la proposición con la que Nintendo le cortaba de pleno las alas a Sony sobre el periférico de su consola, reteniendo así el control sobre ella por ser su autora.
En mayo de 1992, un año después del anuncio del CES Nintendo/Philips, las negociaciones con Sony terminaron, pero no del todo como ya veremos. La firma nipona tenía que decidir su siguiente paso: ¿Qué hacía? ¿Desechaba la idea de los videojuegos? ¿Almacenaba lo creado en uno de sus silos hasta tiempos mejores? La rotura del acuerdo de 1988 cabreó –y por lo visto, de qué manera-, al presidente de Sony por aquel entonces,Norio Ohga. Demostrando a posteriori un buen olfato para los negocios, Ohga-san había decidido no despedir a Ken Kutaragi, sino mantenerlo en la empresa. Tras la rotura del mencionado acuerdo, el CEO puso a su empleado al frente de un nuevo proyecto que seguía conservando el nombre de trabajo con el que empezó: Dos palabras separadas que formaban Play Station. Sony decidió, eligió. Eligió quedarse y probar fortuna ella sola en un sector desconocido al nivel al que quería moverse. Y Kutaragi cargó con la enorme responsabilidad de dar una alternativa coherente.
http://img1.meristation.com/files/imagecache/inline/imagenes/reportajes/pc/2013/playstation_la_primogenita_de_sony/yamauchi.jpg?1385796614 (http://img1.meristation.com/files/imagenes/reportajes/pc/2013/playstation_la_primogenita_de_sony/yamauchi.jpg)
El padre de PlayStation, Ken Kutaragi
http://img3.meristation.com/files/imagecache/inline/imagenes/reportajes/pc/2013/playstation_la_primogenita_de_sony/ps1.jpg?1385795965
Para muchos jóvenes acá habrá sido (por costos y accesibilidad) su primer amor o encuentro con los videojuegos, o tal vez su primera consola. Para muchos otros incluso fue el inicio de una guerra, o el fin de una era. Para mí fue un cambio generacional en las consolas, primero fue la era arcade, después la era de las plataformas, y con la llegada del "Play Uno" el inicio de la era tridimensional. Fue un cambio, un deshecho de Nintendo que terminó siendo peor pesadilla que la propia Sega (hoy fuerte aliada), un estilo propio y una marca con respaldo atrás, pero que no tenía buenos antecedentes en sus competidoras (véase Philips CDI o Panasonic 3DO).
Hoy ya es realidad la 4ª consola de Sony de mesa en el mercado, pero así empezó todo:
Famicom
Quizás alguno os sorprenda ver este nombre por aquí. ¿Qué hace Nintendo en un reportaje dedicado a un hardware de Sony? Como otros sabrán sin duda, la gran N fue clave para que PlayStation naciera. Y es que el usar un disco y no un cartucho para poder disponer de más capacidad no es algo que naciera con el vintage y querido Mega CD, sino que la propia Nintendo llevaba desde mediados de los 80, desde la época Famicom y NES, experimentando con esta tecnología, sin llegar a obtener resultados fiables y sí discos que corrían el riesgo de romperse, borrarse y hasta piratearse sin medida por la falta de un sistema anticopia. Buscando algo similar al Mega-CD pero para Super Nintendo, Sony y Philips –autoras en 1991 del sistema CD-i, horrendo hardware en cuanto a la calidad de sus juegos, pero curiosamente la primera consola con una estructura online que incluía ya en 1996 suscripciones y descargas- trabajaron en este dispositivo en el que se podía meter datos de audio, gráficos y que pudieran leerse de manera inmediata.
Con un acuerdo ya establecido, Sony fue la elegida para suplir el Super Nintendo CD-Rom. Y fue la escogida en parte gracias a un nombre que poco después pasaría a la historia del videojuego: Ken Kutaragi. En esos momentos un empleado de Sony que a punto estuvo de ser despedido por colaborar con Nintendo en el chip final de sonido de SNES. Estamos en 1988 –Mega Drive acaba de salir, Super Nes está aún en desarrollo-, y hay un contrato legítimo que ambas compañías han firmado. Pero, aparte de este lector de CD, Sony piensa en más cosas, como un sistema compatible con los cartuchos de Super Nes y el nuevo dispositivo CD que Sony crease. Como suele suceder con las grandes corporaciones en estos casos, el que una parte obtenga un control superior la lleva a, en teoría, obtener más beneficios.
http://img4.meristation.com/files/imagecache/inline/imagenes/reportajes/pc/2013/playstation_la_primogenita_de_sony/concept.jpg?1385795958 (http://img4.meristation.com/files/imagenes/reportajes/pc/2013/playstation_la_primogenita_de_sony/concept.jpg)
“Los Negocios son la Guerra”
El contar con un sistema establecido de cómo repartirse las ganancias que el CD-Rom de SNES trajese consigo, serían de que Sony se quedaba con lo que aportase el CD-Rom, y Nintendo con las ganancias de los cartuchos, decidiendo después el margen de beneficios a repartir, provocó que el CEO de Nintendo en esa época, el querido y llorado Hiroshi Yamauchi, presidente de la gran N desde 1949 a 2002 que murió en septiembre pasado, releyese las bases del acuerdo de 1988 y se diese cuenta de que Sony tenía un control amplísimo en cuanto a lo que se publicase para el SNES CD-Rom, por lo que canceló el acuerdo antes de hacerlo público. Como consecuencia, en la edición del CES (Consumer Electronics Show) de 1991 en la que se tenía que haber anunciado la colaboración conjunta entre ambas compañías, aquel día de mayo a las 9 de la mañana, el jefe de Nintendo América por entonces, Howard Lincoln –ahora CEO de los Seattle Mariners de baseball-, caminó por el escenario y anunció efectivamente un acuerdo de colaboración conjunta.
Pero uno entre Nintendo y su nueva aliada, Philips.
A espaldas de Sony, Lincoln y Minoru Arakawa, fundador de Nintendo of America –y yerno además de Yamauchi-san-, dos nombres capitales en la reconstrucción del sector tras el Crash de 1983, habían viajado hasta la sede europea de Philips para hablar de nuevos términos, firmando una colaboración en la que la gran N disponía de absoluto control total sobre las licencias que apareciesen en los dispositivos que Philips crease. Sin olvidarse de Sony, la creadora de Mario Bros. le ofreció seguir en el acuerdo con Philips, aunque de manera que no tendría control alguno sobre lo relacionado con los videojuegos, y mucho menos sobre lo monetario. Un Kutaragi sometido a una presión interna de esas que difícilmente son soportables, criticado por su trabajo y visión tras casi ser despedido por el chip de sonido de SNES -ya que en ese momento era un empleado de Sony ayudando a otra compañía con la que ésta no tenía acuerdos todavía, y además sin conocimiento de sus superiores-, el ejecutivo rechazó la proposición con la que Nintendo le cortaba de pleno las alas a Sony sobre el periférico de su consola, reteniendo así el control sobre ella por ser su autora.
En mayo de 1992, un año después del anuncio del CES Nintendo/Philips, las negociaciones con Sony terminaron, pero no del todo como ya veremos. La firma nipona tenía que decidir su siguiente paso: ¿Qué hacía? ¿Desechaba la idea de los videojuegos? ¿Almacenaba lo creado en uno de sus silos hasta tiempos mejores? La rotura del acuerdo de 1988 cabreó –y por lo visto, de qué manera-, al presidente de Sony por aquel entonces, Norio Ohga. Demostrando a posteriori un buen olfato para los negocios, Ohga-san había decidido no despedir a Ken Kutaragi, sino mantenerlo en la empresa. Tras la rotura del mencionado acuerdo, el CEO puso a su empleado al frente de un nuevo proyecto que seguía conservando el nombre de trabajo con el que empezó: Dos palabras separadas que formaban Play Station. Sony decidió, eligió. Eligió quedarse y probar fortuna ella sola en un sector desconocido al nivel al que quería moverse. Y Kutaragi cargó con la enorme responsabilidad de dar una alternativa coherente.
A espaldas de Sony, Lincoln y Minoru Arakawa, fundador de Nintendo of América –y yerno además de Yamauchi-san-, dos nombres capitales en la reconstrucción del sector tras el Crash de 1983, habían viajado hasta la sede europea de Philips para hablar de nuevos términos, firmando una colaboración en la que la gran N disponía de absoluto control total sobre las licencias que apareciesen en los dispositivos que Philips crease. Sin olvidarse de Sony, la creadora de Mario Bros. le ofreció seguir en el acuerdo con Philips, aunque de manera que no tendría control alguno sobre lo relacionado con los videojuegos, y mucho menos sobre lo monetario. Un Kutaragi sometido a una presión interna de esas que difícilmente son soportables, criticado por su trabajo y visión tras casi ser despedido por el chip de sonido de SNES -ya que en ese momento era un empleado de Sony ayudando a otra compañía con la que ésta no tenía acuerdos todavía, y además sin conocimiento de sus superiores-, el ejecutivo rechazó la proposición con la que Nintendo le cortaba de pleno las alas a Sony sobre el periférico de su consola, reteniendo así el control sobre ella por ser su autora.
En mayo de 1992, un año después del anuncio del CES Nintendo/Philips, las negociaciones con Sony terminaron, pero no del todo como ya veremos. La firma nipona tenía que decidir su siguiente paso: ¿Qué hacía? ¿Desechaba la idea de los videojuegos? ¿Almacenaba lo creado en uno de sus silos hasta tiempos mejores? La rotura del acuerdo de 1988 cabreó –y por lo visto, de qué manera-, al presidente de Sony por aquel entonces,Norio Ohga. Demostrando a posteriori un buen olfato para los negocios, Ohga-san había decidido no despedir a Ken Kutaragi, sino mantenerlo en la empresa. Tras la rotura del mencionado acuerdo, el CEO puso a su empleado al frente de un nuevo proyecto que seguía conservando el nombre de trabajo con el que empezó: Dos palabras separadas que formaban Play Station. Sony decidió, eligió. Eligió quedarse y probar fortuna ella sola en un sector desconocido al nivel al que quería moverse. Y Kutaragi cargó con la enorme responsabilidad de dar una alternativa coherente.
http://img1.meristation.com/files/imagecache/inline/imagenes/reportajes/pc/2013/playstation_la_primogenita_de_sony/yamauchi.jpg?1385796614 (http://img1.meristation.com/files/imagenes/reportajes/pc/2013/playstation_la_primogenita_de_sony/yamauchi.jpg)
El padre de PlayStation, Ken Kutaragi